Sunday, November 05, 2006

Y los zumbidos siguen cayendo...

Y los zumbidos siguen cayendo..., y las palabras pasando a los oídos de los ignorados. Nos dieron los ojos del silencio para poder escuchar al miedo de la verdad.
Cayendo, desde la musa el pecho donde acoge a su retoño, donde le aparta del dolor,
sigue sin querer ver con los ojos del miedo lo que siente en realidad. Despreciar la ausencia en la vigencia por no atreverse a hablar con la razón en el Jardín donde creció.
Ese Jardín del que se alimenta, se recubre y resguarda del peligro cuando llega.
Como los hijos abandonan los nidos cuando vuelan siempre regresan al Jardín donde se cobijan del dolor.
Mientras la felicidad existe vuelan, vuelan como cometas. Como Ave Fénix resurgiendo de cenizas… Cenizas escachadas en el azúcar jugoso del placer sexual.
Sigues ahí…
En la espera del momento, de descubrir, de seguir sintiendo las ganas de estrangular el blanco silencio.
Los límites de las formas de expresión. Las luces azules en medio del sudor desfiguran tu sombra. Miras a la esfinge danzando por encima de los cielos. El deseo se huele a la distancia, sólo con los ojos anhelas la posesión de un cuerpo. De arrastrar su mente hasta tu vientre. Penetrar en tu silencio, regodeándose con tu ansia oculta. Lo especial, se convierte en desafortunado al lado de la pasión oculta.
Recordar lo efímero de una sonrisa cómplice en medio del murmullo. Como siempre pierde en este juego al que no sabe jugar.
Las reglas del juego se esconden en el filo de tus dedos..., dentro de tu sexo…