Sunday, November 05, 2006

Especies en peligro

No somos de verdad.
Admitimos ciertas generalidades,
Pero esgrimimos el yo más en todo momento
Y nos confundimos
No hay yo más
No hay nada
Predeterminación
Si escribo cerca de una ventana,
El tiempo y los olores condicionan mi escritura
Si el día es gris, nulo, vacío y frío,
Y entra a mi vida un olor rancio de perfume
Todos lo rechazamos.
Si entra un olor a azúcar quemada,
En ese punto de repostería…
A todos nos evoca…
Si entra olor a plástico de flotador con cloro,
Todos nos trasportamos hacia el futuro,
El poeta miente, el escritor estafa,
Todos se traicionan a sí mismo
Todos engañan al inocente que ha de leerlos
Que ha de perder tiempo y comprensión
En entender qué pasa, que se siente, en dejarse llevar
En poderse transportar, si el vehículo lo permite,
En esas corrientes alternas de metalenguajes…
Pero el autor se ríe de nosotros, él sólo fluye, apacible
Dejando hilar sensaciones y revuelto interior
Hasta que eclosionan en textos, desgarrados,
Declamados, derramados sobre el papel
El autor es una esponja.
Una esponja grande y gorda, y a veces, peluda
Una esponja armada con lápiz y papel,
Y a veces con un procesador de texto.
Esa esponja hace de su virtud el atrapar,
Lidiar con las palabras y con los olores
que entran por su ventana, y engañarnos,
diciendo que es poesía, que es sublime,
que es arte, que nace excelso del deleite de Calíope o Melpómene,
o quien quiera que tramite eso en ventanilla…
para él se lo dejamos, o ha sido listo o muy tonto eligiendo
la poesía cómo arte o cómo oficio…
por que ser una esponja cada vez resulta más difícil,
no están bien vistas, y menos armadas de palabras…
siempre podemos contemplarlas caer de su abstracción
cuando suena un teléfono, un timbre o un golpe
y entonces nos damos cuenta que hay que cuidar
a las esponjas, que sufren con incapacidad el estar en
nuestro mundo cotidiano…