Friday, July 18, 2008

Combustión espontánea

Encendí el cigarro después de haber vomitado la bilis corrosiva por mi esófago ya mal quemado de tequila. El humo calmó el sabor ácido de mis restos, y tomé otro trago para dejar de temblar. Sonaban los primeros acordes de una guitarra, no había música puesta, pero ahí estaba esa canción martilleando mis tímpanos; “House of the Rising Sun”. Hola Dylan, de nuevo tu aquí y me tiré en la cama a intentar conciliar el sueño una vez más…

Las escaleras eran de caracol, en vez de subir como hace la mayoría de la gente, yo bajaba. A cada peldaño era un descenso más hacia el infinito infierno de mi propio fracaso. Yo no busqué las escaleras aparecieron de pronto, estaban puestas ahí sobre un fondo negro lleno de espirales. Pisé el asfalto agrietado a pie descalzo, el desierto en plena ciudad. Grité, grité y griteee, hasta secar mi garganta. Corrí, corrí, y corrí hasta desgastar la piel de mis pies llenos de ampollas. Mi desnudo cuerpo abrasado por el sol, mi pecho exhausto, agitado y alentando la última bocanada de aire antes del desvanecimiento. El sudor penetraba en mis ojos llorosos…

La noche estaba ya ahí sin saber como. Aparecí en su cama, extendí el brazo hacía su cuerpo, su piel envolvió mis manos. Su cuerpo se fue reblandeciendo y mis dedos se fundieron en él, acaricié cada uno de sus órganos internos y pasé la lengua por cada uno de sus huesos. Me di cuenta entonces que lo nuestro hacía ascuas. Y te desvanecías en un mar de cenizas de otros muertos.

Desperté empapada en sudor. Cogí el teléfono, marqué su número y lo dejé sonar sobre mi cama, no quise saber si me contestaba. Sólo quería llamarla.

Me senté en la cama con mi botella de vino, mi copa en mano y esa canción sonando sin sonar para los demás. Mientras estuviese en mi cabeza podía tener el volumen que yo quisiera. El pasado otra vez a cada sorbo. Las brasas que alimentan mi presente. Y sigo prendiendo mierda con cada cerilla de una caja interminable de errores.

Con el peso del castigo propio me recuesto en la cama. Otra vez la pesadilla de tener que dormir. Me abrazo a mi almohada de imaginación dónde eres mucho más perfecta que tu cuerpo en el mío. Mis deseos afloran, mi sexo también lo nota, mis entrañas lo sienten, mis senos se defienden de ti. Creo que fue entonces cuando ardí. A la mañana, sólo era hollín.

Sunday, July 13, 2008

Nit d'estiu

Un ángel sobrevolaba la ciudad,
molestando a los molestos,
trayendo aire fresco al resto,
la noche, calurosa e inmóvil,
se quebró con unos acordes
en madera de dramaturgos;
El ángel abusó de su espera,
se volvió impaciente,
tiró fuegos y explotó un
incidente,
hasta, que,
exterminador, como era,
dejó salir...
al que se lo mereciera

Thursday, July 10, 2008

Otra memoria

Baile de aguas, allá donde los límites se juntan…

Esa delgada línea que tiende al infinito…

Sombras recónditas,

Vestigios de ditirambos en los versos de este presente tan abrupto

Nace impertérrita la mano que escoge la piedra.

No tires piedras sobre tu propio tejado, gritan los que te quieren…

Posesión de todos sin distinción de género.

Aflige el futuro.

No por cerrar los ojos conseguirás olvidar el dolor.

Esto no es como cuando eras niño o niña y querías que todo pasase contando hasta tres. Siempre se cuenta hasta tres…

Tres a la victoria.

Tres al conjuro.

Tres a Beatriz elevada al cuadrado por Dante.

Tres a los suspensivos.

Tres a la hipnosis. Y duermes.

Tres a las brujas de Shakespeare.

Tres a la tragedia.

Tres las veces que intente olvidarte.

Y tres las que me dejaste.

Por eso apelo a ti diosa, divinidad victoriosa en la lucha contra la piedra

La losa que arrastra el no olvido de todo recuerdo pasado

Laurel coronado de sangre en esa lucha por no olvidar en el futuro

No quería decir tu nombre hasta ahora…

Quizá me olvidé de él…

Maldita memoria… mujer caprichosa

Memoria

Como una rata, así de pequeñita era cuando los huesitos tiritaban inocencia y la piel casi seda china se manchaba con polvitos de talco. Primero se apoderó del dolor de la llegada con las lágrimas pertinentes que te dan la vida. Bocanada airosa de la que salió. Sino los que se quedarían con el peso serían otros. Eso no se olvida.

Al tiempo que el propio te proporciona, se fue haciendo poco a poco, paso a paso, zapato a zapato y cordón a cordón, con los que tiritaban inocencia recubiertos de seda china en polvos de talco. Así se curtió en caídas la seda convirtiéndose en tortuga. Tortuga de piel porosa. Tortuga de caparazón ahumado, de cabeza escondida y arrastre sigiloso ante los demás, que siempre estaban tentados a darle la vuelta a ver que pasaba. Por esos terrenos húmedos paseo sin remedio. Cada vez que la cogían en brazos, sus rasgados ojitos planeaban desorbitados viendo como la tierra y el cielo se juntaba en ese balanceo. Y como en corro colegial los depredadores observaban como giraba sobre su caparazón. Expectantes a la suerte de la rifa salían triunfantes más de uno. A veces incluso ganaba su padre a escondidas… Eso no se olvida.

Entre bocanadas de humos y tragos de vino resurgió de las cenizas, le tuvo que dar las gracias a cuando ella clavó la bandera por la conquista de su cortex. Y fue mientras se ataba los cordones cuando aprendió palabras. Y fue mientras apagaba colillas cuando aprendió a juntarlas. Y fue mientras miraba a otros que aprendió a jugarlas. Y fue entre putas cuando las hizo vicio. Eso no se olvida.

Y llegó el futuro ansiado donde la piel se volvió cebolla rugosa, marcada de pasos y amantes. Donde los pulmones no salían airosos por llorar. Donde la cama de madera estaba ajustada a su cuerpecito frágil. Dónde ya la tierra húmeda absorbería más cenizas de los que sus ceniceros aguantaron. Y allí en ese recóndito lugar se olvidó, incluso olvidó antes de llegar. Y para los que se quedan que la conocieron eso no se olvida. Hasta que ellos mueran como los recuerdos en el tiempo.

Lola Cagando, Xirgu Mirando