Hoy no puedo ver a las trepadoras
Sin embargo,
Ellas si que me ven a mí,
Lógico, me digo
En este orden de libres realidades
Una trepadora es lo más cotidiano
Que puedes saludar por la mañana
Lo más corriente que aparezca
En tu ducha o tu cama
Y una buena conversación,
Casi siempre surge con una trepadora
A veces son ellas
las causantes de las ocurrencias,
Y otras, son las culpables
de las preocupaciones,
Muy típico, por su parte …
Hoy, como no puedo verlas,
escribo sobre ellas
Sobre ellas y sobre otras cuestiones,
Incluso, más reales.
Pues si abstraer es hablar
De lo que nadie se atreve a nombrar,
Yo sólo escribo
Ya abstraerán otros.
Que es muy fácil
ser rebelde escribiendo
Lo difícil es ser consecuente.
Que en la vida real, más de uno
Apesta cuando le cercenan
Su pequeño mundo
de protección oficial.
Entonces, los demás,
no menos cobardes aún,
Incluso sabiendo que
se ha cagado encima,
No hacemos nada
por reírnos de él en su cara
No le hacemos bromas incesantes
O lo expulsamos del mundo
No, nos da pena,
y vamos coleccionando
Incapaces
entre nuestros círculos de
Protección oficial, quizá
Porque intuimos que nosotros
También llevamos un incapaz
Dentro que no tardará en aparecer
Y así nos cubrimos unos a otros
Esto y mucho más lo saben ya
Las trepadoras,