Los Ángeles Exterminadores
Boris Cyrulink, relata un hecho de su infancia en la Francia dominada por la Alemania Nazi. Hoy sesenta años después, hace una reflexión sobre la naturaleza humana del hombre.
Era solo un niño cuando ante sus ojos el mundo que le rodeaba dominado por el terror, por las ideologías de supremacía y de sometimiento, un soldado le dijo que podría ser un futuro enemigo social. Fue consciente hasta el punto de asumir que realmente podría ser un riesgo social y aceptar su “muerte preventiva”. Podríamos considerar de la misma índole “las guerras por si acaso”. Un ejemplo hoy en día de un “ángel exterminador” podría considerarse a Bush y su afán de salvar al mundo de sus fantasmas.
Ese es el sentimiento que vio Cyrulink en ese soldado, ese sentimiento de ángel exterminador. Después de las atrocidades cometidas este soldado, no sentía culpabilidad, debido al que él solamente cumplía una orden, “La sumisión suprime el sentido de responsabilidad en la mente que mata (...)”. Obedecer es un sentimiento de derrota, porque te sometes a una orden, estés o no estés de acuerdo con ella no eres dueño de esa decisión.
“Cuando el alma de un grupo, un dios, un semidiós, un jefe o un filósofo, propone un maravilloso proyecto de depuración, la persona obediente que acata la orden, participa en un crimen contra la humanidad, paradójicamente en nombre de esa misma humanidad”. Es el hecho del hombre de sentirse refugiado y reafirmado, sus ideas por una masa o por alguien superior, que nos haga sentir que nuestros principios valores y pensamientos se ven reforzados. El hombre sólo frente a sí mismo, no es capaz de reafirmarse o soportarse. En grupo o en el reflejo de alguien al que admire o le iguale para no sentir su propio “yo” aislado respaldado por el “nosotros”. Es la eterna pregunta que se nos plantea ¿Podrá el hombre, llegar a ser un individuo por sí mismo?
Sin embargo Cyrulink , nos muestra esa contradicción, esa eterna contradicción humana de la aceptación, que él llegó a comprender con sólo seis años con la reflexión de que lo que gobierna un grupo no se corresponde siempre con lo que gobierna a los individuos que componen ese grupo. Llega a la conclusión, al ver a ese soldado que al mismo tiempo es capaz de matar y golpear a otros niños, siente la necesidad de compartir sus sentimientos de soledad y de añoranza hacia su familia al recordarle a su hijo. Ahí la contradicción del ser humano. De ser seres complejos.
“Cuando Francia fue liberada, De Gaulle fue acogido en el Grand Hotel de Burdeos. Me pidieron que le ofreciera un ramo de flores y así lo hice. Por la noche, un miliciano se infiltró en el hotel para asesinar al General. El hombre fue capturado y lentamente linchado (...) y murió. Fue muerto por mis liberadores, hombres que yo admiraba. Aquel día hube de comprender que la ambivalencia se halla en el corazón de la condición humana y que la venganza también es una sumisión del pasado.” La reflexión final de este párrafo de Cyrulink es sin duda, la muestra de comprender la esencia humana, de ver al hombre en toda su complejidad. Sin duda la venganza, el rencor son sentimientos, que no nos dejan ser libres que nos atan a un hecho sin superar, somos esclavos de nuestro propio “yo”.
Cyrulink, concluye con la idea de que para someter a un pueblo a través de un ser supremo, es necesario que se divulgue una ideología que refugie a individuos desprovistos de su “yo” acurrucados en el “nosotros”. Preguntándonos finalmente si sólo los nazis funcionan así y nos invita a la reflexión del propio análisis de nuestra sociedad, y del propio individuo.