Sunday, November 05, 2006

Caen, como lenguas del cielo

Caen dientes de tiburón,
Y no sé a que se debe.
No lo sé, ni me importa.
Sólo agarro un colmillo,
Me lo amarro al cuello
Y rezo por que me de la fuerza
De esta bestia antediluviana
En los momentos más duros.
Y así lo hace.
Me acompaña en un encierro,
Obligado paso de mi persona
Me acompaña en un exilio,
Obligado paso de mi espíritu
Al final, lo cubro de honor,
De plegarias y lo entierro
En una tierra santa
Que vieron mis ojos
entre dos décadas diferentes
En una de las plegarias
Recuerdo su procedencia,
El que siempre va delante,
Allana el camino
Lo limpia de obstáculos
Y descubre nuevos objetivos
No, siempre ha estado ahí,
Siempre ha ido por delante,
Yo recojo el testigo,
Y trato de dejar el listón alto.
Sin pretensiones.
En la otra plegaria me cago
En lo vivido.
Por que son callos
En mi corazón, que me hacen
Demasiado viejo para mi cara impúber
Como explicarlo todo?
No puedes, y esperas que te sea útil.
Dudas…el diente, la lengua…
Acaso el colmillo me hizo pasar por todo
O me hizo fuerte…
Preguntas estúpidas
Tus talismanes no son tus vivencias,
No son tus actos
Pero tampoco son tú
Como la hiedra…al muro…
O reyes muertos…sin corona…
Pero con tus objetos de poder
Haces lo que quieres
Mientras otros se hacen presos
De tradiciones
Tú te liberas
Y las adaptas a tus tiempos.
Te envidio.
No por ser capaz de engañarte a ti mismo,
Eso lo hace cualquiera…
Te envidio por que eres consecuente,
Y llevas honrando tus objetos,
Desde hace milenios.
Llevas el honor en sangre.
Y hablo de un acto concreto,
Cómo el de rezar por un objeto,
Que has sido tú…
En las situaciones difíciles,
Y no te has abandonado,
Ni siquiera para recoger lenguas del suelo…