Sunday, January 24, 2010

CAPITULO 4: El duro oficio

Estoy investigando un lugar desde hace unos días.
No hay retórica, en él. Me tropiezo, en mi devaneo, con una puerta.
Llamo.
Pasan 4 horas (es verdad, esto)
Sexo, algo de vaguedad, comida...
Todo esto en cuatro horas.
Al final me contestan, del otro lado. Que no. Que no se ponen, que no me abren.
Que pasan de la gente como yo. (Como nosotros).
Silbo.
Silbo fuerte y descaradamente, y quizá me sobrepaso cuando le llamo enfermo.
Viejo. Viejo enfermo a las puertas de la muerte.
Son cosas que todos decimos, pero en ambiente festivo y lejos del objeto de la burla.
No me va tu réplica, ni tu súplica.
Vos apestás.
Le digo (bueno, me dicen, al menos, media hora antes de las cuatro horas de durante)
No mames, le replico.
Hablo dialectos, llevo barba, uso sombrero.

(llamo, insistentemente, otra vez)

Diga, Vaya, Usted, No le he dicho ya, haga el favor de marcharse, no tenemos dinero, no somos solidarios con la mierda ajena...
Vuelvo a silbar. Con voz ronca (muy muy cascada) le repito Viejo, Viejo Verde, Viejo Sucio.
Y él, entonces, me respeta. me respeta, primero con sorpresa, tras mi primer gesto violento. Agresivo, diría después.
Luego me respeta y me habla como un igual, bueno, como un subordinado.
Le cuento mi rollo. Lo del campo, de cómo dejé atrás aquella masa de gente, lo del partido y otras memeces, también le conté lo de su hija, lo de su preciosa hija que le encantaba que me la follara por el culo. El lloraba, no sé si de dolor, o alegría (hay que decir que todavía no calibro bien, ese tipo de interpretaciones de lo cotidiano y los semejantes), por fín, se mostró ecuánime. Me invitó a entrar. Buenas tardes, Sr. Grey.
Yo recordé aquella historia de los tres memos que organizaron una fiesta en la casa de uno de ellos y al día siguiente todo estaba impecable a costa de la integridad de uno, la dignidad del siguiente y la vida del último. Es una historia rara, pero verídica.
Tomé asiento donde él dispuso.
Yo le recomendé una canción. (Por supuesto, ya había ojeado toda su discografía unas ochocientas veces)
Y hablamos de esto de lo otro de lo de más allá pues si mire que bien, y toda esa asquerosa condescendencia protocolaria para no cagarnos las manos de sangre ajena.
Me quito el sombrero, pero aún llevo barba, una cicatriz leve en la frente, y escribo cómo un poseso, con vida propia.
Pausa.
Bebo agua. Apenas unos segundos, unos veinte, o así, pero nunca de duda. Recuerdo ( me recuerdo ) que no estaría mal ganarse la vida con la literatura.
Pausa. Me rasco el oído. Me digo a mí mismo que no, que esto no es literatura.
Así que llega el momento climático, donde el viejo y yo nos pegamos, y directamente le digo lo puta que es su hija, que tengo aquí mismo un video donde se ve que me la follo cómo un cerdo, con mi camisa favorita de encuéntrala-fóllala-olvídala, y que, si no es mucha molestia, y por todo lo que hemos compartido (el ha criado/alimentado algo que yo me he follado repetidas veces) que por favor, me compre uno de los los motores que represento, y finalmente, si, me compra el General GENERGY Diesel modelo Ibiza de 375 euros, una ganga!!
Finalmente me despido amablemente, con una ligera y sutil sensación de haberme pasado esta vez de la raya con tal de encasquetarle un monofásico a este pobre desgraciado...
En ese momento me comienza el dolor rectal más grande que jamás he recordado: Mi Pequeña ha vuelto, y no está para tonterías....