Napoleón convenció a los otros de que no tener
un verbo propio para definir la comunicación porcina
era una cerdada.
Pronto este grupo de idealistas se enfundó
cinturones explosivos.
Crearon el caos.
Las zonas más seguras de occidente se vieron
atestadas de restos porcinos.
La estadística habló de un cerdo explotando cada
hora, en el mundo.
Causaron daños, víctimas y mucha suciedad.
El jamón serrano desapareció.
Nunca lograron un verbo propio.