Todos tenemos en casa un bote vacío. Lleno de nada. A veces lo destapamos y se suele oir un sonidito que nos recuerda que puede haber algo...
Algo como eso que nunca llegamos a decir, que nos guardamos por miedo. Sometidos por el miedo, encerrados en botes vacíos. Envasados al vacío en esta nuestra sociedad. Sociedad en la que nos movemos de forma inadvertida para no propiciar el escándalo de lo que no nos preocupa. O no nos preocupa o que no nos ataña de manera directa. Hechamos balones fuera de las canchas. No hay botitos abiertos a nuestro alrededor que produzcan sonidos.
Imaginemos por un momento todos esos botitos abriéndose a la vez... ¿Cuánto estruendo podría causar?