Wednesday, May 30, 2007

Mi pared



Llevo una década conviviendo
con una pupila doble.
Me permite ver ángulos, aristas,
matices tamizados de las esquinas.
Mi pupila doble no es fácil de usar.
A veces llega cuando lo desea, cómo
un trombo inesperado,
un derrame.
Mi pupila doble se comunica con otras
pupilas, a veces, también, con mis manos,
que a veces son normales, y a veces ligeras.
Me ha costado tiempo y dolor controlar la pupila,
coexistir con ella: en simbiósis es lo único que se deja.
Llevo una década viendo a través de las moléculas,
sintiéndo más allá de células y neuronas.
Llevo media vida leyendo el lenguaje cifrado
de los minerales y las piedras, a veces, de algún
humano de baja resonancia.
Otras, no.